Álvaro Ruiz Cruz
Ante la enormidad y complejidad que vivimos en nuestro país y desde un vago sentimiento, humano y cristiano, me solidarizo con las familias de las victimas que han perdido la vida en los últimos acontecimientos que marcan una nueva historia en Nicaragua.
Cada vez más asistimos perplejos a manifestaciones y marchas pidiendo al gobierno paz, diálogo, seguridad, trabajo; derechos y deberes que ante la Constitución de este país todos merecemos.
La violencia siempre trae violencia. La muerte está en la violencia que nos ciega la cabeza. “Al que quiere ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa”. Es un no a los pleitos. No es cristiano estar permanentemente alegando los propios derechos, apelando a privilegios, incapaz de tolerar la más mínima ofensa o pretensión.
Decía San Francisco de Sale: “si alguien me amenaza con sacarme los ojos, le diría que me dejara uno para seguir mirándole con amor. Y si al fin me sacara los dos, seguiría amándole con mi corazón”.
No hay vida política sin partidos, pero qué difícil es que los partidos busquen el bien de la patria y no el egoísmo grupal del partido o jefe del partido.
“Qué tengas muchos pleitos y que los ganes todos”. ¡Cuántos rencores por los pleitos! ¡Cuánta economía destruida!.
El verdadero nicaragüense cristiano ha de ser conciliador con el adversario y tratar de arreglar las cosas por las buenas, entre amigos entre hermanos. No es cristiano la frase que se oye a veces: “arreglemos las cosas a lo hombre a lo macho, a golpes a puñetazos” ya se ve que ahí no vale la razón sino la fuerza bruta.
La libertad brota de la disciplina si alguien habla de libertad pero sin fundarla en la disciplina, no se le puede creer. Es pura patraña por magnificas que sean sus palabras. No somos libres por naturaleza aunque podemos ir por la derecha o por la izquierda.
La libertad depende de una pelea severa. Pero no conviene enfrentarnos de una vez contra todos los enemigos sino uno a uno algo concreto y claro.
Lanzarse con firmeza, luchar con heroísmo, renovarse. Escuchar la palabra que da sentido y libra de enclaustramientos; la palabra que tiene puente y abre caminos, que escucha y expresa que dialoga con loa iguales y busca consensos con los diferentes. La comunicación y la comunión íntima con Dios. Hay que sintetizar la “onda de Dios” y la del prójimo.
La crisis general del actual sistema de gobierno en Nicaragua es tan grave que para resolverla no bastan los medios meramente políticos y técnicos. La solución requiere una coalición de fuerzas en torno a unos valores éticos y morales capaces de crear una Democracia para un pueblo que pide una mejor sociedad humana y sana.