
Sergio Espinoza Hernández
Raramente en la historia mundial un gobierno nacional rompe relaciones con una iglesia universal, pero al hacerlo, se convierte en un signo del período del “colapso” social, excitado por la intransigencia completa; es cuando la “civilización” va al derrumbe precipitándose.
En la plaza pública frente a miles de simpatizantes y en cadena nacional de televisión, el presidente de la república de Nicaragua en la celebración del 19 de julio, dijo en su discurso: “me dolió que mis señores obispos tuvieran esa actitud de golpistas… ¡me dolió! Y ahí mismo ellos se descalificaron como mediadores, se descalificaron como testigos, porque su mensaje claro fue ¡el golpe!, ¡el golpe!, y puesto día a día”.
Al presidente no se le olvidó presentar “pruebas” y remató la ruptura de los obispos con esta frase: “… muchos templos fueron ocupados como cuarteles para guardar armamento, para guardar bombas, y para de ahí salir a atacar y asesinar”.
OBISPOS
Días antes la Conferencia Episcopal habían informado: “nos hemos visto en la urgencia de asistir a los lugares de conflicto para defender la vida de los indefensos, llevar el consuelo a las víctimas y mediar a fin de lograr una salida pacífica a la situación”, en un Mensaje Pastoral fechado el 14 de julio.
Los obispos enmarcan su “acción” en el ministerio profético y entre las obras de caridad; como nicaragüenses lo que “buscamos es la paz y la justicia”; se comprometen “a continuar poniendo a la disposición todos los medios que estén a su alcance”.
El mensaje episcopal llama a realizar un “exorcismo” a siete iglesias profanadas para el día 20, con invocación a un arcángel que lleva una espada, a San Miguel, para con él internarse en el “mundo tenebroso contra los espíritus del mal que están en las alturas” y citan a Pablo Ef. 6, 12., que le pone nombre a esos espíritus, los llama “dominadores, potestades y principados”, pero aclara el apóstol, “no son de carne ni tienen sangre”.
El discurso del presidente agarró a los obispos en “lucha” contra demonios con las “armas” de ayunos, rezos e invocaciones a la virgen María de la Asunción.
SANTO DOMINGO
Se rompen los lazos y como respuesta el obispo Brenes a través de un comunicado del 22 de julio informó que fueron electos dos mayordomos de las fiestas patronales de Santo Domingo de Guzmán, los presbíteros Boanerges Carballo y Juan José Nolazco, párrocos respectivos de las dos iglesias del santo patrono, en Las Sierritas y en Managua.
Eso significa que la alcaldesa no recibe la tajona de las fiestas y la curia no recibe el presupuesto de agosto asignado en pólvora, música y roza del camino entre otros.
También significa que el “cordón policial” no va al lado de la imagen. El resguardo corre a cargo de la organización de los tradicionalistas y los más cerca al santo van a ser sus devotos y devotas.
Despeñadero
Cuando el Estado se “separa” de una iglesia universal son tiempos de “mengua” de un gobierno que no puede convertir la discordia en armonía, cuando ya no hay salida.
Son tiempo de angustia porque se quiere “imponer” la quietud.
Esta contradicción de clase entre el gobierno y la iglesia universal es un “desatino” político, porque a hora la lucha es por todo o nada y se acaba hasta que uno de estas dos fuerzas sociales en conflicto acapare la “verdad” y la “cultura”, pero eso depende de la beligerancia que impulsa la fuerza que va por el desarrollo social, en esta fase histórica de decadencia.
Crisálida
Cuando aparece en el escenario político la Iglesia Católica es hora del “parto”, es la que va a envolver con su manto a la recién nacida Nicaragua, es decir, su rol según parece hasta ahora, es de “crisálida” del orden nuevo.